Restallido
El látigo, que perfora mis costillas,
me muerde con quelíceros de salvia
el éter donde duermen mis abismos
huecos,
tristes,
rotos
en la dulce tempestad de tu amaranto.
Hazel Messiatz (20/10/2014)
Os doy la bienvenida a mi hogar con una sonrisa y una pizca de poesía. Espero que disfrutéis de vuestra estancia tanto como para volver y, si os animáis a comentar qué os parece bien y qué os disgusta, os leeré encantado.